martes, 17 de septiembre de 2013

Mar Benegas (Ribarroja, 1975)





(Hallazgo)

El vicio de oír columpia el equilibrio, en el borde mismo de la apófisis te sujeta para no caer.

Saber a los muertos, pues esta oblea de pan ácimo los bosqueja. La Huesera y sus cuentas de
pulsera, pequeños huesecillos, unomásunomásunomásuno: maquinaria perfecta: tictactictactictac.

Has tomado tu voz y la has dilatado, una gelatina cuyas esporas paren tientos, golpes, ritmos mercuriales. El sonido pegajoso te persigue, has erigido una pira y acercado la tea. Ardió. Las
llamas de lo sonoro calentaron tu espíritu: “ser solamente al escuchar el rugido o el goteo
insistente de la vida expandiéndose”.

Cuando pude percibirlo me diluí. Me propagué a trescientos cuarenta y tres metros por 
segundo. La oscuridad del firmamento me contuvo.




Temporal (dos) Martillo (dos) Yunque (dos) Estribo (dos):

        Temporal                                                                                                          simetría
    Caracola                                                        o                                                        cuerno sonoro
  Caleidoscopio sincrónico,                                                                        cavidad difusa, complicación.
Techo o casa del tímpano,                                                                         tuba que suena, trombón.
                               Obreros de yunque y martillo dominando la vibración, cabalgando
                                   sobre el caballo sonoro, escuchar el pasado es un ramillete de
                                                                  flores azules.




 Poemas siameses del libro La Huesera. Ilustrado por Susana do Santos. Inédito. 














lunes, 20 de mayo de 2013

Laura Giordani (1964, Córdoba, Argentina)





 
Hay un poema que no se escribe nunca: queda clandestino en el revés
de la lengua. Mientras tanto, palabras placebo de ese poema imposible.


Apenas poder decir eso que naufraga finalmente en la frente.



Renunciar a escribirlo, perderlo: esa pérdida rescata.


Dejarse traspasar por esa ráfaga o fantasma, quedar inerte, rendida
como potrillo desintegrándose en el cauce seco sin ningún relato de la
sed o la lluvia.




[En el revés de la lengua]







Cuántas primaveras han tenido que mostrar su derrota para
convencernos, dónde mirar que no sea muerte demorada, polvo 
obediente al peso del aire. Cómo recobrar esa paciencia del agua que no
se precipita, demorada en la altura, en la locura de enloquecer hasta lo
blanco. Deslumbrada por el relámpago.



Me refugio en la sangre, en lo que no se de mí. Allí me yergo donde los
dedos no han señalado la caída, vértices donde las espaldas no han
encontrado descanso aún. Erguirse en la fortaleza de lo más blando, eso
que lleva a los huesos al colapso.



Hay una cadencia propia de la muerte en el tic-tac de los soles y los
pulsos y está esa dulce podredumbre en la espalda delatando el
perfume del error. Hay tanto pereciendo debajo de lo dicho: un
vertedero invisible en cada cráneo.



Arritmias que desconcierten el pulso de los muertos, que reviertan la
profecía del agua quieta: sólo quiero esa palabra terminal.



[Palabra terminal]




















lunes, 22 de abril de 2013

Pilar Martín Gila (Aragoneses, Segovia, 1962)





Estos poemas pertenecen a un trabajo inspirado en la balada de Goethe “Der Erlkönig”.
Son dos poemas con un verso como de enlace entre ellos.




Poemas

Se diría que quien vuelve
conoce los signos,
el memorial de las canciones,
ahí, un sendero que se abrió
hacia la balsa, allá,
el cruce de los caminos prohibidos,
y cerca, el árbol que vaciaron
tan lentamente las termitas,
(una claridad
ha estremecido los helechos).
Sí, se diría que sabe
sobre qué pasos volver
cuando ha caído la noche
y el caballo resuella
ante el negro abedul
descorazonado,
el zumbido de un sueño en voz alta,
tan veloz el regreso,
tan cerca el destino,
esa mano amorosa
que sostiene en su cuenco la amenaza.

- De qué tienes miedo, mi niño.


- De qué tienes miedo.
- ¿No ves a ese que trae
en una mano el galope y en la otra,
las tres figuras de la tormenta?
- Es oscura la noche y está cegada
la distancia. Nadie se abre camino
ni es más veloz que nuestro caballo,
pronto, querido niño, dormirás
en el dulce regazo de tu madre
que cantará toda la noche por ti.




























Mercedes Roffé (Buenos Aires, 1954)

                                                                                                 Foto: Estela Fares.
















 

lunes, 1 de abril de 2013

Pilar Fraile Amador ( Salamanca, 1975)




antes de la pregunta el animal doble estaba subido en el borde. no dejéis de grabar dijo y luego las algas como manos la cicatriz dorsal los cuerpos llegando a la playa. no podemos enfocarlo. no con esta luz. las ballenas habían llegado antes. habían dejado sus esqueletos cunas gigantescas en la arena. después los insectos masticaron hasta hundirse

masticaron los huesos y el vacío de los huesos


 

 


desdiente en el kilómetro cincuenta y tres. sobrevuela una sombra-pájaro-mano. es un sitio donde abandonar

ella mira su barbilla en el espejo donde el resto
de coches se alimentan unos de otros. comen y desaparecen

qué le faltaba al pájaro para ser pájaro

saca la mano por la ventanilla. el aire duro alza su voz de corista

ahora todo son ejemplares originarios. ese era el único pico del único pájaro que no volverá a atravesar el cielo

el origen produce ganas de frenar y vomitar en la calzada




                                   (Del libro inédito Falta)














 

Alba Ceres Rodrigo (Nápoles, 1986)



Cimiento el futuro de una arquitectura melancólica,

pequeñas esquirlas óseas haran de mí
una jaula vacía



.......................................



Hundo mi dedo
en el hoyuelo de mi garganta
y lo muevo buscando
y me hago círculos y buceos y cosquillas
y la boca se me abre y digo
ahí está

qué -anhelando ser la voz



















miércoles, 6 de marzo de 2013

Miguel Ángel Curiel (Korbach Valdeck, Alemania, 1966)



                      -ESPACIOS-


Ser un junco para no ser nada. Un tallo de ti mismo. En la nieve parecen más fáciles de arrancar. También un álamo partido en el cielo. Sus hojas cada vez más altas. Verlas girar en el aire es como ver al que sube por inanición. Al que no quiere comer más que hojas amargas –y las masticamos para tener mejor leche- Así un río sucio aún es bello. Yo no. (Aunque escriba, aunque conciba la escritura como un río limpio, aunque…)Veo esas montañas desde niño. Que pesada ha hecho mi vida esa visión. No la ha liberado ni la ha enriquecido. Esas montañas me han hecho grandilocuente y perezoso. Cuando estoy lejos de ellas y cierro los ojos, están dentro de mi, pero son más pequeñas, como yo soy más pequeño y extraño para mi cuando estoy lejos. Cargadas de nieve pesarían menos. Pero no, pesan más, y son más altas. Incluso me alejo un poco más de ellas para ser feliz.



   
CUERDA


La cuerda tensa

corta el aire

en dos,



y la luz propia

choca con la del mundo-



Mis palabras deben ir

por encima de la cuerda

aunque yo me agache

al pasar por debajo.









Cecilia Quilez (Algeciras, 1965)



 SECRETO



Hay una palabra que se pierde de hombre a hombre
(Julio Mas Alcaraz)



Las estrellas caían sobre nuestros vientres hiriéndonos de luz
Contábamos los espacios donde no existe lo que ocurrió Los
labios del ciego sólo aprenden el color del cristal Nunca
acaricies la mano del que te procura agua Querrá la profecía
de tus velos Querrá que le compres el canto de una ballena
Este lugar no es de nadie porque nadie lo habita Entra y
piérdete entre los  puntos y comas que arrastran tu tristeza 
Busca la cabeza de ángel sonrisa eterna sin cuerpo esclavo
He guardado la palabra para que la destruyas en otra frente
antes de olvidarme Muerdo el pellejo del vacío como un 
animal para poner a salvo su camada Siento una punzada sin
aristas Las dos cuchilladas ya no sangran  El molinillo de
viento danza frenético cuando la ceniza engaña al aire Tú y
yo y lo que no fue contemplábamos turbados la desaparición
del último aleteo de las mariposas Compartimos el fruto
de la higuera mientras las ramas tejían sogas para los
emperadores de la miseria Vivo donde me soñó la calavera
que espera ser rescatada de la turba del tiempo Ya hemos
embargado nuestro llanto al  banco del amanecer Seguimos
latiendo porque nunca estuvimos Amorticemos nuestra
espera con el pan de cada día Y tu voz Aunque no existas




                                                             GRAVEDAD
                                                                    

    Qué hace esa mole imposible apuntando al cielo
    Los arboles se sujetan
    Casas con vigas
    La tierra succionando tierra
    Un pájaro vuela. Alguien dispara. Cae
    Todo acaba desmoronándose.
    La envidia se creció en un alma opaca
    Vuela.
    Los inventores del cristal la amordazan
    La  pegan a palabras que se hunden en el tiempo
    Hasta hacerlas añicos
    Todo imantado al ansia del cosmos
    Nadie contradice
   A los  parias del deseo
   Lo grave
   Es que exista la gravedad
   Lo grave es su fuerza
   Soldada a lo mortal

  No poder elegir
  Dónde han de apuntar
  Las raíces
  Crecer hacia abajo
  Cavar
  Nuestro propio cementerio
  Como si no existiera
  El vómito de la memoria



























martes, 26 de febrero de 2013

Julio Obeso (Gijón, 1958)






Autopsia


Al llegar el invierno adelantado se heló la flora y cierta
escarcha en el cristalino, le impidió leer el manual de las
cerillas. Todos los miembros témpanos en su quietud
tremenda, guardaron duelo.

Le estudiaron muchos años después en perfecto estado,
como si la tristeza hubiera sido, más que frío, una gota
de ámbar. 



Intención solidaria


Vengo a que me estirpe estos harapos.
Opéreme lo necesario
hasta tener un cuerpo para la música,
ojos amantes, otra estatura.
No puedo recordar
la última vez que oriné  feliz, o sin fatiga,
orillé al otro lado.
Traté de lo mismo a mi perro.

                          (Del poemario inédito inmediaciones)




 



 

lunes, 25 de febrero de 2013

Ana Gorría (Barcelona, 1979)




Fantasmas

El centro de la lengua es imperfecto como pequeñas láminas de uranio. Después lo 
vertical.  En la saliva, temblar en carne viva es la frontera contra lo que se esfuma. Lo que dijimos límite es orquídea. Tan frágil entre huellas es este pasadizo que se borra.Alzada como el humo, quién vuelve a aparecer. La borrosa celeridad del paso, aquello que amenaza: ser primero ceniza, luego humo. La rigidez, entonces, elevada se va hundiendo en el centro del hueso: pequeñas transparencias invocadas como si fueran nombres imperfectos. La ruina de la imagen como un tránsito siempre hacia el mismo laberinto en donde fluye un torpe manantial.



Mojada

Casi gotas de agua, hasta que la distancia se interrumpe. Sucede al tiritar bajo la voz, húmeda y neutra. Es posible pensar aquí en la muerte. Lo que no vemos es. El paisaje que es cuerpo que es paisaje. Respirar como un río contra todo lo que desaparece. Pronto se incendiará la hierba seca, ya el horizonte es curvo y el resto del placer tal vez no baste.





De La soledad de las formas (Sol y sombra poesía, en prensa)


AL MARGEN DE FOCOS Y REITERACIONES


En el panorama poético actual vibran numerosas voces, silenciadas por los focos oficiales, ensimismados y reiterados hasta la saciedad. Voces que hacen de la búsqueda y de las palabras hormigueros vivos de contradicciones, incertidumbres (contra la que algunos dicen que hay que luchar, como si no formara parte de nosotros), bifurcaciones y fertilidad de caminos personales. Un colectivo variadísimo de poetas que aman el decir buscándose al decirse, el atisbar siendo, la confirmacion exacta de nieblas y destellos.


Con la amabilidad y colaboración de estas/os escritoras/res, presentamos este blogg que intenta ser una humilde ventana más para quien desee asomarse a la poesía dudando, sin confetis de facilismo unánime.


Podéis dejar en esta entrada comentarios sobre lo que pensáis de la poesía actual.